Nadie pone en duda que la joyería sea un oficio, una artesanía. Collares, aros, pulseras, broches que sirven para adornarse. Como oficio podemos reconocer que son manos hábiles las que hacen estos trabajos y como artesanía representan una tradición propia del lugar de donde provienen.
Si hablamos de joyería contemporánea es más difícil entender de que estamos hablando exactamente. En Latinoamérica no existe la formación en joyería contemporánea todavía, las escuelas de oficios se mantienen en algunos países y las tradiciones de orfebrería tradicional se transmiten de generación en generación sin demasiado entusiasmo. Las escuelas de arte no se abren a este nuevo lenguaje y el desarrollo en diseño poco tiene que ver con la joyería como lenguaje artístico.
Ese es el panorama con el que conviven los joyeros de esta muestra, pertenecen a una tradición, a un oficio pero eligieron a la joyería como herramienta de comunicación para su proyecto artístico. Las joyas en este caso no son una obra en pequeña escala ni esculturas portables. La joyería es una decisión tomada por el artista para representar su obra y el cuerpo como parte de ella.