Esta obra se centra en la vida de los objetos antiguos y el significado que cargan con el tiempo. Cada pieza ha sido cubierta con hilo de lino mediante una técnica inspirada en la cestería patagónica, uniendo lo artesanal y lo contemporáneo en un gesto de preservación y resignificación.
Los objetos utilizados provienen de una herencia especial: en la casa de una familia vecina, se encontraban las pertenencias de Alfred, quien había fallecido poco antes de que fueran donadas. Entre ellas apareció un viejo cajón tipográfico, lleno de pequeños amuletos de viaje, souvenirs y fragmentos de una vida encapsulada. Cada pieza aquí presentada es un testimonio de la memoria de Alfred y su esposa, un vestigio de los gestos cotidianos que los acompañaron
Cubrir estos objetos no es un acto de ocultamiento, sino de resguardo. Es una forma de reconocer el valor de lo que preservamos, de darles una nueva capa de significado sin borrar su historia. La memoria no solo está en los recuerdos, sino también en los materiales que sobreviven al paso del tiempo.